Para describir esta cosmografía nos presenta los que serían los locus de
esta nuestra alteridad desde donde provienen todos nuestros temores, miedos y
debilidades.
Este
La otredad oriental, extraña mezcla de imágenes románticas y monstruosidades políticas que vienen del pasado mítico.
En el Oriente hay sensibilidades eróticas diferentes, sátrapas, antiguas sabidurías y perversiones refinadas. Son los míticos habitantes de Catay, los sultanes de las Mil y una noches, las sensuales odaliscas turcas, todos sumergidos en la nebulosa fantasía del Oriente.
De Oriente llegan oleadas migratorias de turcos, paquistaníes, chinos o árabes. Llega la influencia del Budismo zen, el yoga, los gurús indios. El miedo a los déspotas orientales, desde los sultanes otomanos, a los emperadores manchúes hasta las diversas dictaduras encarnadas por Sadam, Pol Pot, Suharto, El Sha.
Chateaubriand, Nietzsche hablaron de ello. E. Said, Orientalismo.
Sur
La mítica figura de los salvajes, seres primitivos que viven una existencia
tosca y bestial, carentes de los refinamientos orientales, e igual de extraños
que los orientales.
Son los que viven en oscuras y peligrosas selvas, desiertos y montañas. También
ellos son el flujo de inmigrantes africanos (subsaharianos) que llegan a
nuestras costas mediterráneas o los miles de latinoamericanos que llegan a los
USA en busca de un trabajo, portadores de “extrañas” costumbres tribales y
lenguas “incomprensibles”; estos inmigrantes se confunden, en el espejo líquido
de la imaginación con los míticos calibanes
(es el nombre de un personaje de La tempestad, de William Shakespeare. En dicha
obra, Calibán es un salvaje primitivo, esclavizado por el protagonista,
Próspero, y representa los aspectos más materiales e instintivos del ser
humano, frente al otro sirviente de Próspero, Ariel, que representa lo elevado
y lo espiritual ) y yahoos (Un yahoo
es una criatura salvaje, sucia y de costumbres desagradables, que se parece a
los seres humanos y los que aparece en Los viajes de Gulliver (1726) de
Jonathan Swift ) que escapan del corazón de la oscuridad como el que describió
J. Conrad en el Corazón de las tinieblas.
Norte
Desde la antigüedad y la Edad Media existen miedos ancestrales frente a
indefinibles amenazas nórdicas, eslavas o germánicas que se ciernen sobre la
civilización.
Oeste
El porvenir imaginario y fantasioso ubicado en el Oeste produce una otredad que proviene de supertecnologías desconocidas, de fenómenos cibernéticos sofisticados y de formas de robotización. Estas se encuentran el en extremo occidente, los USA míticos donde habitan los arquetipos más radicales del Otro y del extranjero: los seres híbridos y robotizados como los ciborgs, los extraterrestres y los superhéroes o superhombres de la ciencia ficción.
Las ubicaciones reales de esta encarnación futurista son poco precísos, pues
este mito vive en el imaginario; pero los centros de investigación científica y
tecnológica, asociados a los intereses militares o de inteligencia son un
ejemplo de su enigmática presencia en la sociedad.
Cenit
Del cielo nos llueven místicos que pretenden estar en comunicación con los
dominios celestiales: iluminados, ilusos, melancólicos y profetas perdidos en
la noche oscura, lunáticos y saturnos que predican con fervor las bondades de
la luz verdadera.
Ahí se mezclan formas blandas y aparentemente benévolas de locura se mezclan con
los fanatismos y radicalismos más radicales, unas veces imaginarios y otras muy
reales.
Nadir
Lugar de las alteridades malignas. En las profundidades subterráneas, en los
infiernos habita el imperio mítico del mal, un pozo que no solo se traga a los
pecadores sino que desde él emana la otredad malvada de los terroristas,
criminales, así como la locura furiosa y el hedonismo desenfrenado.
El 11-S es el símbolo dramático de estos nuevos flujos culturales. Después de
este hecho cunde el miedo a unos bárbaros y salvajes, poseídos por un maligno
furor místico, que caen, como una plaga de terroristas extraterrestres, sobre
el poder global y sus símbolos.
Con ello se refuerzan las tendencias post-democráticas que ya habían empezado
algunas décadas atrás, en un intento de compensar el déficit de legitimidad
política mediante la puesta en funcionamiento de formas no electorales de
fortalecer la gobernabilidad. Son las redes imaginarias de la legitimación no
democrática que cada vez se extienden más en Europa y los Estados Unidos.
Estas redes se caracterizan por una confrontación, tanto real como imaginaria,
entre dos polos: las fuerzas hegemónicas que representan la normalidad y la
estabilidad, frente a las mil caras de la otredad enemiga del orden
establecido.
¡Cuanto miedo hay sembrado¡
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