"El temor es lo único más poderoso que la inteligencia" Th. Adorno
Roger Bartra, en su trabajo Culturas líquidas en la tierra baldía nos dice que la imaginería vinculada al extranjero y al Otro tiene una larga presencia en nuestra cultura. Los mitos de la alteridad han llegado a formar estructuras culturales muy complejas. Para mostralo Bartra construye lo que él denomina la Cosmografia de la alteridad, hecha de miradas interiores e imaginarias de y en nuestra propia cultura.
Para describir esta cosmografía nos presenta los que serían los locus de esta nuestra alteridad desde donde provienen todos nuestros temores, miedos y debilidades.
Este
La otredad oriental, extraña mezcla de imágenes románticas y monstruosidades políticas que vienen del pasado mítico.
En el Oriente hay sensibilidades eróticas diferentes, sátrapas, antiguas sabidurías y perversiones refinadas.
Son los míticos habitantes de Catay, los sultanes de las Mil y una noches, las sensuales odaliscas turcas, todos sumergidos en la nebulosa fantasía del Oriente.
De Oriente llegan oleadas migratorias de turcos, paquistaníes, chinos o árabes.
Llega la influencia del Budismo zen, el yoga, los gurús indios.
El miedo a los déspotas orientales, desde los sultanes otomanos, a los emperadores manchúes hasta las diversas dictaduras encarnadas por Sadam, Pol Pot, Suharto, El Sha.
Chateaubriand, Nietzsche hablaron de ello. E. Said, Orientalismo.
Sur
La mítica figura de los salvajes, seres primitivos que viven una existencia tosca y bestial, carentes de los refinamientos orientales, e igual de extraños que los orientales.
Son los que viven en oscuras y peligrosas selvas, desiertos y montañas. También ellos son el flujo de inmigrantes africanos que llegan a nuestras costas mediterráneas o los miles de latinoamericanos que llegan a los USA en busca de un trabajo, portadores de “extrañas” costumbres tribales y lenguas “incomprensibles”;
Estos inmigrantes se confunden, en el espejo líquido de la imaginación con los míticos calibanes y yahoos que escapan del corazón de la oscuridad como el que describió J. Conrad en el Corazón de las tinieblas.
Norte
Desde la antigüedad y la Edad Media existen miedos ancestrales frente a indefinibles amenazas nórdicas, eslavas o germánicas que se ciernen sobre la civilización.
Oeste
El porvenir imaginario y fantasioso ubicado en el Oeste produce una otredad que proviene de supertecnologías desconocidas, de fenómenos cibernéticos sofisticados y de formas de robotización. Estas se encuentran el en extremo occidente, los USA míticos donde habitan los arquetipos más radicales del Otro y del extranjero: los seres híbridos y robotizados como los ciborgs, los extraterrestres y los superhéroes o superhombres de la ciencia ficción.
Las ubicaciones reales de esta encarnación futurista son poco precísos, pues este mito vive en el imaginario; pero los centros de investigación científica y tecnológica, asociados a los intereses militares o de inteligencia son un ejemplo de su enigmática presencia en la sociedad.
Cenit
Del cielo nos llueven místicos que pretenden estar en comunicación con los dominios celestiales: iluminados, ilusos, melancólicos y profetas perdidos en la noche oscura, lunáticos y saturnos que predican con fervor las bondades de la luz verdadera.
Ahí se mezclan formas blandas y aparentemente benévolas de locura se mezclan con los fanatismos y radicalismos más radicales, unas veces imaginarios y otras muy reales.
Nadir
Lugar de las alteridades malignas. En las profundidades subterráneas, en los infiernos habita el imperio mítico del mal, un pozo que no solo se traga a los pecadores sino que desde él emana la otredad malvada de los terroristas, criminales, así como la locura furiosa y el hedonismo desenfrenado.
El 11-S es el símbolo dramático de estos nuevos flujos culturales. Después de este hecho cunde el miedo a unos bárbaros y salvajes, poseídos por un maligno furor místico, que caen, como una plaga de terroristas extraterrestres, sobre el poder global y sus símbolos.
Con ello se refuerzan las tendencias post-democráticas que ya habían empezado algunas décadas atrás, en un intento de compensar el déficit de legitimidad política mediante la puesta en funcionamiento de formas no electorales de fortalecer la gobernabilidad. Son las redes imaginarias de la legitimación no democrática que cada vez se extienden más en Europa y los Estados Unidos.
Estas redes se caracterizan por una confrontación, tanto real como imaginaria, entre dos polos: las fuerzas hegemónicas que representan la normalidad y la estabilidad, frente a las mil caras de la otredad enemiga del orden establecido.
¡Cuanto miedo hay sembrado¡
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