Gilles Lipovetsky, padre del por algunos muy denostado paradigma individualista, nos aporta unas muy sugerentes ideas sobre el consumo en su último libro Los tiempos hipermodernos, ideas que nos vienen como añillo al dedo al intentar darnos alguna explicación de la conducta colectiva mayoritaria en estos dias postnavideños de las rebajas.Según Lipovetsky nadie duda ya que la fiebre del comprar es un mal menor, una forma de consuelo de las desgracias de la vida, un modo de llenar el vacío del presente y el futuro. La escalada consumista se nutre por igual de la angustia existencial y del placer asociado a los cambios. Se podría pensar en el hiperconsumo como en una cura de rejuvenecimiento emocional que no deja nunca de comenzar. En la hipermodernidad, que es el momento en el que vivimos, todo es como si nos hubiera aparecido una nueva prioridad existencial, la de ser perpetuamente “joven”. Nuestra pulsión “neofílica” es ante todo un exorcismo del envejecimiento de la vivencia subjetiva: el individuo des-institucionalizado, volátil e hiperconsumidor es el que sueña con parecerse a un ave fénix emocional.
La cultura hipermoderna se caracteriza por el debilitamiento del poder regulador de las instituciones colectivas y la autonomización correspondiente de los actores frente a las imposiciones de los grupos, ya sean la familia, la iglesia, los partidos, o las culturas de clase.
1 comentario:
És curiós, molta gent identifica el problema del món actual com si constantment els estessin agredint la seva essència, personalitat, aspiracions... I el que fan és agreujar aquesta situació de desorientació, de manca de teixit social al qual entregar-se. Ja que encara miren de separar-se encara més de tot i anar per la seva banda.
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