Los
partidos del sistema, PP y PSOE principalmente, pero no solo, han y están caricaturizando la democracia
hasta límites propios del liberalismo conservador del siglo XIX. Identifican
democracia con algunos derechos políticos en general basados en el individuo
aislado como el derecho a votar, a ser propietario y cliente, a opinar, etc. y lo hacen definiendo un
marco legal que distingue entre derechos reales como los citados y derechos
teóricos con valor universal pero no ejercitables como el empleo, la vivienda, la salud, la educación por igual para todos).
El Estado de derecho, en el caso español, ha
desarrollado un conjunto de leyes, decretos, reglamentos y prácticas políticas
que han acentuado el carácter neoliberal, o sea, antisocial, centralizador y no
participativo. Y lo llaman democracia. Y ¿como lo hacen?. Pues mediante el framing al que también colaboran de manera inestimable los medios, o mejor dicho los complejos industriales-comunicativos al servicio de los partidos del sistema.
Para construir una realidad política a medida hay que ir construyendo marcos mentales persuasivos
mediante la habilidosa gestión y filtración de la información. Cada vez hay más
gente empleada en esta cadena de producción, más gente que en las redacciones
de los periódicos, de las radios y de los noticiarios de televisión. Es una
cadena muy compleja. Los ingenieros de esta nueva disciplina, también
denominada ‘storytelling’ (la ciencia de la construcción de relatos) son los nuevos mandarines
de la política contemporánea. ‘Framing’ Pujol (la corrupción y el vicio en el
nacionalismo catalán) frente al 'Framing PP-Gürtel" (la corrupción y el vicio
en la derecha española) y al 'Framing ERES" (la corrupción y el vicio en el
sistema clientelar del socialismo andaluz, con participación sindical). Realidad de fondo: cada facción intentando gritar
"¡y tú más!".
Sabemos, desde que lo explicó Milton Friedman, que las drogas ilegales son la mercancía perfecta, cuyos beneficios aumentan
según crece la persecución a que se las somete. Claro que de tal persecución no
sólo se aprovechan los gánsteres que trafican con ellas, sino las redes de
funcionarios que las persiguen, los políticos que las convierten en el Enemigo
con mayúscula para distraer a la población de otros males más reales: story-tellings producidos industrialmente, Fake News que ahora se controlaran desde Barcelona y su Torre Agbar convertida en el Panoptico de las Glorias encargada de controlar esa nueva mercancia perfecta que son las noticias falsas, las intoxicaciones, producidas, no por humanos, sino por Bots.
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