De ese tronco común y a
través de esas dos corrientes nació el concepto actual de Modernidad y sus corolarios, la
pre-modernidad y la post-modernidad. Sin embargo, estas dos
corrientes deben verse más como dos versiones de un mismo modelo de
civilización, que no como dos modelos socioculturales diferentes.
De ahí que el fracaso se ha
producido en ambas a la vez, aunque aparentemente la ideología liberal
burguesa, en su versión actual neo-liberal, aparezca como triunfante sobre la
socialista.
E. Durkheim, M. Weber, K.
Marx como los tres clásicos de estas dos
corrientes se apoyaban sobre unos pilares comunes, más allá de sus diferencias
innegables. Los tres construyeron
modelos socioculturales que nunca llegaron a pasar la prueba de la praxis.
En ningún caso se ha
producido la predicción de Condorcet acerca de que:
"el avance de las ciencias y las artes produciría no sólo el control
humano de las fuerzas naturales, sino también un conocimiento racional del
mundo y del propio yo, el progreso moral de la humanidad, la justicia de las
instituciones y la felicidad de las personas"
Pero nuestro modelo
sociocultural contemporáneo no se corresponde a ninguno de los modelos
diseñados por ellos.
Los
4 Pilares de la Modernidad
1.
La modernidad
supone la creencia firme en que el avance de la ciencia y la tecnología podría
producir un crecimiento económico indefinido.
Esta riqueza traería
consigo el progreso social y moral de los pueblos y los individuos.
Sobre esta creencia se
apoyaron tanto la concepto evolucionista
de Progreso y el concepto marxista
de Desarrollo de las fuerzas productivas.
El concepto evolucionista
de Progreso tiene al Hombre como elemento central de referencia.
Un Hombre dominador de la
Naturaleza, con una única limitación: el grado de conocimiento científico y el
desarrollo tecnológico propio de cada época
El concepto marxista de
Desarrollo de las Fuerzas Productivas tiene al grupo social como elemento de
referencia. Este grupo social se
desarrollará indefinidamente si logra romper el obstáculo que representan las
relaciones sociales de producción dominantes existentes en cada época, y que
son su único freno al desarrollo (atavismos, tradiciones, supersticiones, etc.)
Las dos versiones de la
modernidad y sus correspondientes proyectos políticos, comparten la misma
matriz ideológica basada en el optimismo ilimitado / la prepotencia ciega
respecto a las capacidades humanas para la explotación de la naturaleza.
Los únicos límites a esta
explotación se derivan de:
-
El desconocimiento (científico-técnico), para la
corriente liberal-burguesa y
-
Las inadecuadas estructuras sociales, para la
corriente socialista-marxista.
Nada exterior a lo humano.
inteligencia y/o estructuras sociales), natural o sobrenatural, podría impedir
el avance indefinido del Progreso apoyado en la ciencia y la tecnología.
La diferencia principal
entre ambas ideologías es una diferencia de orden ético-político: quienes han
de ser los beneficiarios de ese avance, ya sea la minoría privilegiada
-corriente liberal-burguesa- o la mayoría social -corriente
socialista-marxista-. Pero esta diferencia no
invalida el hecho de que las bases de ambas versiones de la modernidad tengan
un mismo origen.
2.
La modernidad supone la creencia en que el avance de la modernidad produce el
avance de la racionalización, o sea del dominio de la razón sobre los
irracionalismos metafísicos o religiosos.
El creciente reinado de la
razón supone el alejamiento de los irracionalismos, de las falsas percepciones
de la realidad. La secularización y la
racionalidad pasan a ser las únicas referencias desde las que se debe analizar
la realidad social.
3.
La modernidad supone el avance de la uniformación cultural.
Esta uniformación o
homogeneización conduce a un único tipo de sociedad humana.
La homogeneización se puede
lograr:
- por "Presión
civilizadora" o por Aculturación,
eufemismos utilizados para referirse a la colonización o neo-colonización,
-
la creación revolucionaria del "hombre nuevo".
De este modo, con la
construcción de una única sociedad humana se superaría (se secularizaría) la
maldición bíblica de Babel, según la cual la pluralidad lingüística y cultural
son consideradas como una maldición y un castigo.
4.
La modernidad supone la existencia de un único motor histórico del cambio
social que lleva hacia una sociedad más igualitaria y justa.
-
En la versión liberal-burguesa de modernidad, el
único motor de cambio es el Individuo.
-
En la versión socialista-marxista de la modernidad,
el único motor es la clase social
De ahí que en las dos
versiones del modelo de modernidad, el individuo y la clase social sean
considerados como los únicos sujetos sociales, y por tanto los únicos titulares
de derechos.
Los resultados de esto
fueron la exaltación de los valores individualistas en la versión liberal, y la
reducción de los individuos a su dimensión de clase, en la versión marxista.
En la versión liberal, los
derechos del individuo prevalecen sobre los derechos de los grupos o colectivos
sociales.
En la versión socialista,
los derechos de los individuos se someten a los derechos del colectivo.
Las dinámicas sociales se
explican desde el marco teórico-ideológico liberal como el resultado de la
coexistencia de estratos que tienen
funciones complementarias y posibilidades de movilidad social entre ellos según
los méritos personales de cada individuo.
Desde el marco
teórico-ideológico marxista las dinámicas sociales se explican como resultado
del antagonismo entre las clases
sociales rígidamente jerarquizadas y asimétricas y por tanto en conflicto
permanente entre ellas.
La exaltación de los
valores individualistas y la reducción de los individuos a su dimensión de
clase, respectivamente son las consecuencias del axioma relativo a la
existencia de un único motor histórico de cambio social.
El
desplome de los pilares de la modernidad
1.
Crecimiento
indefinido
El derrumbe del crecimiento
ilimitado se ha constatado pro la evidencia de que existen limites objetivos para el crecimiento indefinido de la explotación
de los recursos naturales.
Limites que son externos a
los niveles de conocimiento científico-técnico alcanzado, e independiente
también del grado de estructuración social logrado.
Ya no se sostienen las
ideologías basadas en el crecimiento indefinido de la riqueza resultado de la
explotación intensiva de la naturaleza.
Ya es totalmente necesario revisar el concepto de desarrollo que
ya no puede seguir siendo definido con parámetros estrictamente económicos,.
También se deben empezar a
revisar los valores que definen la calidad de vida.
2.
Racionalización
y secularización
El proceso de
racionalización y secularización que se debía producir paralelo al avance de la
modernidad no se ha logrado.
Junto a un laicismo parcial
se han producido varios procesos de sacralización de ideas y valores ya no
místicos/religiosos, sino laicos, que han substituido a los religiosos
dominantes hasta entonces.
Los ilustrados del XVIII,
al promover intelectualmente el laicismo, indirectamente provocaron la sacralización
de la razón, al elevar el cartesianismo y su única lógica racional a la
categoría de doctrina sagrada.
Los marxistas sacralizaron
un siglo más tarde la historia al dar a esta una significación teleológica.
Fue así como la
Racionalidad burguesa y la Historia substituyeron a la religión en el lugar
central del ámbito de lo sagrado
Ya al final del siglo XX, El Mercado pasa a ser el elemento
central de la sacralidad social, el Absoluto dominante.
Antonio Gala: "los hombres nunca han dejado de adorar: lo
que ocurre es que antes adoraban al becerro de oro y ahora adoran el oro del
becerro"
Por tanto, con la
modernidad no se ha conseguido ni la primacía exclusiva de la racionalidad
sobre los comportamientos e ideas, ni la secularización de la sociedad.
Lo que existe hoy es una pluralidad y una fragmentación de la
sacralidad gravitando en torno a un único eje articulador de la vida pública
que es el Mercado, con sus leyes, sus ritos, sus mitos y sus especialistas.
Ni los gobiernos de los
estados pueden ya controlar las fuerzas del mercado, sobre todo el mercado de
capitales.
De ahí también el derrumbe
de los gobiernos cuyos regímenes políticos no se basaban en la economía de
mercado.
De ahí también que las
religiones estén hoy día compitiendo entre si en el "mercado de la
espiritualidad" con técnicas de marketing, forzando discursos e
interpretaciones integristas.
3.
Homogeneización
cultural
La homogeneización cultural
como tercer pilar del discurso de la modernidad, tampoco se ha producido.
El colonialismo cultural
producido por la acción expansiva de los grandes medios de propaganda
(comunicación) y las grandes migraciones desde la segunda mitad del S-XIX han
llevado a la homogeneización de ciertos estándares de vida: mismo tipo de
confort, temperatura, vestidos, música, electrodomésticos, bebidas,
espectáculos, programas de televisión, noticias, comunicaciones, etc.
Este colonialismo cultural,
ciertamente homogeneizador, no agota sin embargo la totalidad de la realidad.
Contrapuesta a esta
dinámica uniformadora, que nada tiene que ver con la interculturalidad y mucho
con los intereses de ciertas multinacionales, parece una dinámica opuesta:
- La revalorización y uso de lenguas minoritarias,
- La revitalización de rituales y fiestas de
reproducción de identidades culturales específicas,
- El resurgimiento de músicas y comidas étnicas,
- La emergencia de viejos o nuevos símbolos de identidad
y referentes de identificación simbólicos de: pueblos y etno-naciones sin
estado, de colectivos que se autodefinen por el género, la opción sexual, la
edad, la religión, el deporte,
Frente a la uniformación
cultural se dan los procesos de reafirmación de culturas especificas por grupos
identitarios que se definen a través de ellas, contraviniendo así el principio
de uniformidad de la modernidad.
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