Blog de Juan-Luis Alegret

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26 mar 2020

Las fiestas desde la perspectiva de la antropología de las representaciones simbólicas


La importancia del estudio de las fiestas viene dada porque constituyen puntos privilegiados de observación y análisis para acceder a la comprensión global de las sociedades, de los colectivos o grupos que se definen e identifican a través de ellas

Se trata de estudiar las fiestas en profundidad, examinando los tipos de relación existentes entre ellas y los componentes económicos, sociales, políticos e ideológicos del contexto socio-cultural en que están inmersas, fuera del cual son incomprensibles.

La importancia de las fiestas corresponde a su condición de expresiones simbólicas de la vida social, a su posición dentro del sistema socio-cultural

Las fiestas simbolizan y ritualizan el orden social y los valores que corresponden a ese orden social.

El estudio de las fiestas debe realizarse desde la antropología social ya que estas no son comprensibles solo desde la simple observación externa, ni tampoco desde la explicación dada por los participantes.

Hay que conocer el código comunicativo al que refiere la fiesta, código que al ser inconsciente y estar fuertemente interiorizado, es muy difícil que surja a la conciencia de los actores sociales que las hacen y las viven.

Las fiestas son un lenguaje simbólico y constituyen signos y exponentes de la cultura especifica de la sociedad, etnia o grupo que se identifica mediante ella.


El estudio de las fiestas no es tarea fácil ni descomprometida por varios motivos:

1. Las fiestas son fenómenos sociales complejos, polivalentes, y a veces contradictorios e irreductibles a explicaciones unidimensionales.

En este sentido hay que alejarse de las posiciones simplistas que explican las fiestas ya sea como:

- meros instrumentos de alienación, como el "pan y circo" destinado a apartar al pueblo de la atención a sus verdaderos intereses y problemas,

- creaciones sagradas, en las fiestas no se trata tanto de transgredir lo sagrado sino el mero hecho de la transgresión.
La fiesta es vista como un rito de paso, una vivencia ritual de destrucción que precede a la creación. Es el paso del caos al cosmos, que hará posible la instauración de una nueva ley, de una hierofania, en un espacio y en un tiempo sagrados.

- expresiones espontáneas del espíritu lúdico humano, libre de las ataduras represivas de la sociedad,

- contestaciones radicales al orden social dominante.

2. La dificultad o hasta el riesgo de la interpretación antropológica de las fiestas estriba en que la mayoría de estas, especialmente las más importantes, han sufrido un "secuestro interpretativo" por parte de instituciones, grupos y clases, normalmente relacionados con los poderes políticos e ideológicos dominantes o hegemónicos, que se reservan el monopolio de la definición de cuales son y no son los elementos y significados presuntamente verdaderos de la fiesta, y cuales son los espurios, o los falsos.

3. La dificultad esta también en el hecho de que cada fiesta, contrariamente a lo que generalmente se supone, posee varias funciones y significados a diferentes niveles de profundidad.

Cada actor social percibe un fenómeno festivo concreto y su significado desde su propia perspectiva, la cual esta condicionada por el conjunto de posiciones que ese actor ocupa, tanto en la estructura social como en la estructura de roles del propio ritual festivo.

Por tanto, la multiplicidad de funciones y significados en toda fiesta sólo podrá ser captada si estamos en condiciones de analizar el campo total de sus significantes y significados en el contexto general de la cultura a la que la fiesta pertenece.

Solo conociendo las claves de esa cultura, los principios de la organización social, y teniendo en cuenta tanto los aspectos visibles como los no visibles de de la fiesta misma, será posible captar de que modo a través del ritual festivo se representan, directamente o invertidos, las relaciones sociales, los conflictos y las interconexiones existentes en la sociedad real, así como la diversidad de funciones y significados que la fiesta tiene a diferentes niveles.

El antropólogo italiano Vittorio Lanternari propone 4 constantes en las definiciones de la idea de fiesta: la sociabilidadad, la participación, la ritualidad y la anulación temporal y simbólica del orden (1981:136). Además podemos añadir la dimensión lúdica o de disfrute. 

Fiesta (def.): acto colectivo que caracterizado por las constantes de sociabilidad, la participación, la ritualidad y la anulación temporal y simbólica del orden posee rasgos de excepcionalidad, presupone el disfrute y se celebra en honor de alguien, algo o algún acontecimiento concreto.


DIMENSIONES, SIGNIFICADOS, FUNCIONES Y ELEMENTOS DEL RITUAL FESTIVO


Acción (social) instrumental vs. Acción (social)  expresiva
Acción (social) instrumental: tecno-económica, política
Acción (social)  expresiva: sistema festivo y rituales

Bourdieu: “sistemas simbólicos como sistemas a la vez estructurantes y estructurados” Enfoque dialectico para comprender la dimensión política de la fiesta.

Ritual vs. Manifestaciones performativas
Sin distinguir: tipos de acción diseñadas para distinguir y privilegiar lo que es realizado a diferencia de las actividades ordinarias y cotidianas (Bell, 1992:74)

Distinguiendo: en función de los estados de conciencia de los participantes:
-        en los rituales, los sujetos renuncian a su propio yo y se sienten y se piensan vehículos de acción colectiva; mientras que en los performances, el sujeto desarrolla plenamente la noción del yo, su acción es siempre de auto-dirección pero puesta en escena para situaciones creativas extra-ordinarias.

Sobre los performances cabe distinguir también entre los que entienden:
- la performance como puesta en escena, como acción objetuada, deslindable de la vida cotidiana, con propósitos expresivos y simbólicos
- la performatividad como una unidad de análisis y no como un acto en sí: se trataría de la articulación, expresada simbólicamente, de relaciones y expectativas entre sujetos y en cualquier tipo de contextos: acción ritual performativa per se, que estructura y genera acción social, percepciones colectivas  e individuales.

Así, la teoría se cambia desde la representación de la realidad (mero texto simbólico) hacia la construcción social de la realidad.

No hay oposición entre pensamiento y acción en los contextos rituales. El análisis (semántico) de los significados que se ponen en juego no se puede separar del análisis (sintáctico) del sistema de relaciones que también es dramatizado, tanto en el propio ritual como en el campo de acción social representado. Es por eso que debemos fijarnos en los procesos dialécticos que mantienen los sistemas rituales con el resto de campos de acción social.

La antropología de la acción performativa puede establecer puentes entre la acción significativa que es dramatizada y las condiciones contextuales en las que actos simbólicos se convierten en significativos para el colectivo social. 

A partir de Durkheim, la concepción de la acción expresiva, en concreto la acción performativa ritual, ha sido la que genera, reproduce y refuerza una comunidad moral

Algunas cualidades performativas de los procesos rituales: repetición formal y estilización de símbolos, que pueden ser ordinarios pero que funcionan en el nuevo contexto extra-ordinario con elementos sensoriales repetidos como himnos, escenografías, colores distintivos, secuencia organizada de eventos en las que hasta lo más espontáneo viene está en el guion, o la condensación espacio-temporal.

Una de las paradojas del ritual es que a pesar de la espontaneidad y la emocionalidad, siempre se trata de un tipo de acción reglada, diseñada estratégicamente, en la que los participantes actúan como si participaran en un juego que crea enormes expectativas. 
Se trata de una acción social esperada, no espontánea.

Los estímulos sensoriales se erigen como polo de atracción de la atención y la participación. Pero al mismo tiempo se produce un proceso de transmisión de valores e ideología (polarización de sentido en los símbolos rituales de V. Turner).

Como resultado de este proceso, las normas se cargan de emoción, mientras que las emociones se ennoblecen con valores sociales.
En todo fenómeno festivo es multidimensional.
En él se pueden distinguir cuatro dimensiones fundamentales: la simbólica, la sociopolítica, la económica y la estética.

Los contenidos de cada una de estas dimensiones es específico de cada cultura. Por ese motivo el estudio de las fiestas pueda servir, entre otros, para reconocer la existencia una etnicidad diferenciada entre colectivos, analizándolos,

- no a la manera positivista, decimonónica o folklorista, consistente en comparar rasgos culturales directamente observables y significados explícitos,

- sino comparando funciones, relaciones entre elementos y significaciones profundas y teniendo en cuenta las estructuras inconscientes y no sólo las descripciones y modelos explicativos superficiales.

LA DIMENSION SIMBOLICA DE LAS FIESTAS

Es la dimensión más específica de la fiesta. Toda fiesta es ante todo un fenómeno simbólico.

Significados de las fiestas pueden ser genéricos y específicos:
 genéricos:       1. de identidad
                        2. de representación cultural del espacio y del tiempo
específicos:     3. los manifiestos, explícitos, "oficiales"
                        4. los relativos a la estructura social y a los valores y normas
                        5. los inconscientes

1. Significados identitarios

En todo fenómeno festivo se produce una definición o  reproducción a nivel simbólico de la identidad de una colectividad o grupo social. En muchas ocasiones, esa colectividad, sin esa dimensión festiva, solo sería un agregado de individuos.

Toda fiesta supone y reproduce, o incluso crea, una unidad social diferenciada que a través de ella se auto percibe como grupo o comunidad (que tiene en común la fiesta), presentándose como una realidad subjetiva, una auto identidad explícita que llega a poner de manifiesto, o hasta crear, su propia realidad objetiva.

Asi un grupo familiar, un sexo, una generación, una profesión, una escalera de vecinos, una calle, un barrio, una aldea, un pueblo, una ciudad, una comarca, una nación, un Estado, una etnia, una minoría cultural, pueden tener una fiesta propia u otra acción simbólica con función similar.

Si existe la fiesta, ésta reafirmará la existencia del grupo y reproducirá la conciencia de pertenencia de sus miembros.

Pero también pueden no existir y ello significará que el agregado de individuos que forma esa categoría, no existe como unidad social o su modo de existencia es culturalmente irrelevante.

Mediante la fiesta se simboliza, e incluso se visualiza, el Nosotros, por contraste al Ellos (un sexo por contraste a otro, una calle por contraste a otra, un barrio,..)

Esto explica la necesidad de que en las fiestas haya invitados, forasteros o turistas para que representen el Ellos, para que sean el espejo en que el que se reconoce el grupo o comunidad que celebra la fiesta.

Incluso en aquellos casos de fiestas cerradas, exclusivas y excluyentes, como las fiestas de comensalismo de hombres solos, el Ellos obligatoriamente ausente, esta presente a través de la percepción permanente de su ausencia.

Pero cada individuo pertenece a varios Nosotros.

- El Nosotros familiar, con unos límites más o menos difusos (ya que la determinación de quienes son parientes es cultural y no biológica) se clarifica con las fiestas con las fiestas domesticas: bautizados, bodas, comuniones, velatorios, entierros que son ritos de transición en el ciclo vital de los individuos, pero que a nivel de grupo suponen contextos simbólicos (de emocionalidad, solidaridad, historia) que reproducen y redefinen la identidad del grupo familiar mediante la ritualización de la entrada y la salida en él de los miembros concretos.
- El Nosotros de un barrio, pueblo, profesión, también se ve creado y recreado por las fiestas. Por ejemplo en un barrio nuevo, sin personalidad, ni historia, ni raíces, la creación de una fiesta, sea una verbena, una procesión, un equipo de fútbol, crea identidad.

En el mismo sentido, la desaparición o la recuperación de fiestas especificas de ciertos barrios, pueblos, etc. reflejan el debilitamiento o la revitalización respectivamente, de esa realidad social.

Al deteriorarse la identidad por razones económicas, turismo, progreso, etc. desaparece la fuerza social para organizar, pagar y vivir la fiesta. En este sentido la desaparición de la fiesta supone muchas veces el certificado de defunción del grupo o comunidad social como tal, aunque puedan seguir subsistiendo muchos de sus componentes.

Otro ejemplo de modificaciones importantes en el contexto sociocultural de una comunidad lo encontramos con el cambio de fechas de fiestas, o las repeticiones de éstas dos veces al año.

Ej. en algunos lugares de Andalucía han cambiado la fecha de ciertas fiestas o ferias o las han duplicado para que puedan asistir a ellas los emigrantes.

Los emigrantes, al poder continuar participando en la fiesta comunal de sus pueblos, ya sea la Feria, la Romería, la Semana Santa, la Tamborrada, etc., seguirán siendo miembros plenos de la comunidad aunque se hallen fuera de ella once meses del año. Es a través de la fiesta como se renueva anualmente la condición de miembros del pueblo.

Lo mismo ocurre con los pueblos abandonados y recuperados como segunda residencia por gentes originarias o no de allí. Durante las vacaciones de Semana Santa, verano, Navidad se celebran fiestas que sirven para "crear" identidad de miembro del pueblo.

Las fiestas recreadas por minorías nacionales, étnicas o culturales inmigrantes a otros países o regiones tienen esa misma significación de reproducción de los vínculos de pertenencia a la nación, etnia o comunidad de origen.

Asi los cuando los inmigrantes andaluces reproducen en Cataluña la romería del Rocio, en Barcelona y Madrid el Viernes Santo (con el Cristo del Gran Poder y la Macarena incluidos), o en cualquier lugar de Europa organizan una fiesta flamenca,

O cuando los catalanes residentes fuera de Cataluña organizan "ballades de sardanes" en Madrid, Buenos Aires, etc.

Lo que están haciendo es renovar simbólicamente su pertenencia a su lugar de origen mediante la reproducción de rituales que actúan como marcadores de etnicidad.

Mediante estos marcadores los grupos pueden reafirmar su identidad en un medio social y cultural extraño, a veces hostil.

Esto es lo que ocurre frecuentemente con las fiestas comunales que engloban en una identidad única todas las identidades intracomunales - familiar, territorial, profesional, clasista, etc.

La función de estas fiestas es integrar en una única identidad todas las identidades anteriores neutralizándolas o subsumiéndolas en aquella.

Por este motivo, si la identidad comunal es y ha sido siempre de capital importancia, tambien lo sean las respectivas fiestas que definen e identifican simbólicamente al conjunto del pueblo o ciudad.

A través de las fiestas también se puede producir la definición de identidades semi-comunales y las supracomunales.

La identificación semicomunal  tiene como consecuencia la negación simbólica de la estructura de clases real y la creación y reproducción de una segmentación vertical en dos mitades, compuestas cada una de ellas por miembros de clases sociales objetivamente contrapuestas.

Cada una de estas mitades -Cofradías, Hermandades, Equipos-  tienen sus propios símbolos (imágenes religiosas, emblemas, colores, reglas de filiación y endogamia, ha veces territorio que son simétricos, homólogos, y llegan a definir una verdadera sociedad dualista.

Es precisamente durante la celebración de estas fiestas semicomunales cuando la hostilidad latente entre ambas mitades se manifiesta con más fuerza ya que es en ellas donde se renuevan las identidades excluyentes 
 
La identificación supracomunal es la que se produce pasando por encima de las identidades comunales, creándose un ámbito, o un espacio social, superior al de la comunidad o el pueblo.

Por ejemplo las Romerías del Rocio (Almonte, Huelva), la Virgen de la Cabeza (Andújar, Jaén), la de los Angeles (Alajar, Sierra de Aracena), la de Loreto (Espartina, aljarafe sevillano). 

Para las gentes del pueblo la fiesta es percibida como una comunal. Para el resto es supra-comunal produciéndose una cierta tensión entre el Nosotros restringido y el Nosotros ampliado que incluye a todos los asistentes, lo que en muchas ocasiones da lugar a verdaderos rituales de apropiación para reafirmar, incluso violentamente, una identidad local y de clase (aunque los actores sociales no sean plenamente conscientes de ello) que ven amenazada por la ampliación numérica, territorial y social del Nosotros, como ocurre por ej. en el caso de la Romería del Rocío.


2. significados de representación cultural del espacio y el tiempo

El espacio y el tiempo, en la medida que están culturizados, sus limites no se ajustan a las unidades de mediada universales, sino que se agrandan o se aceleran, se empequeñecen o se retrasan, en función del contexto cultural en el que se viven.

Las fiestas actúan como marcadores culturales del espacio social y del tiempo social.

Marcadores culturales del espacio
Significa que en muchas ocasiones, la identidad que reproduce la fiesta tiene una realidad no solamente subjetiva o referida a una unidad o segmento social, sino que también posee una realidad espacial concreta.

El análisis ecológico-cultural de las fiestas se convierte en una estrategia de análisis muy importante.

Marcadores culturales del tiempo
Las fiestas marcan con su simbolismo ritual, e incluso con su sola presencia la transición entre tiempos sociales diferentes:

- la transición de cada individuo desde o hasta el universo social de los vivos, es señalado mediante un hecho festivo y no solo biológico (de paso)

- la transición entre un tiempo muy denso y otro más lento en las tareas agrícolas, a traves de fiestas que se celebran antes o después de épocas de máxima actividad.

- la transición entre época de tiempo mecánico al que se le ha dado una trascendencia cultural (paso de un año, siglo o milenio a otro. Segundo Milenio: celebraciones en Stoneage)

- la transición entre el tiempo cotidiano y el tiempo festivo también se puede ritualizar, que corresponde a dos tiempos sociales y culturales diferentes. Así los pregones, los chupinazos, los fuegos de artificio, el entierro de la sardina, , etc. sirven para marcar el inicio o el final del tiempo festivo.  El ritual de la entrada o salida de los pasos procesionales sirve para marcar el transito entre el tiempo largo en el que el símbolo sagrado está dentro de su espacio cotidiano y el tiempo corto, pero intenso, en que esta en la calle.

3. Significados manifiestos, explícitos, "oficiales".

Es el significado más directamente perceptible, tanto desde fuera como desde fuera de cada fiesta. Sin embargo no es ni el más importante ni el más explicativo.

Ej. afirmar que la Semana Santa de Sevilla y la de Zamora tienen un significado idéntico o equivalente, el de conmemorar la pasión y muerte de Jesucristo, diferenciándose tan solo por el tipo de manifestación de la religiosidad, sería decir muy poco, o no captar lo verdaderamente importante y específico de ambos fenómenos.

Si bien puede existir la tendencia a decir que el significado a nivel religioso es el mismo en ambas celebraciones, lo cierto es que eso solo es cierto a nivel de ortodoxia católica, ya que a nivel de mas externo y explícito, los significados son totalmente distintos.

Por este motivo no es buen método clasificar las fiestas según su significado explícito: religioso, mercantil, patriótico, etc.).

Para captar el significado de las fiestas, de sus símbolos y rituales, hay que hacerlo poniéndolas en relación con la sociedad y la cultura en la que se hallan insertas, de ahí la necesidad de tener en cuenta los significados relativos a la estructura social, los valores, normas e ideología de esa sociedad.

4. significados relativos a la estructura social y a los valores y normas

Cada fiesta en cuanto a su significados debe ser situado según dos ejes de coordenadas:

Eje 1. referido a su significación respecto a la estructura social real

Polo 1: fiestas que son un reflejo simbólico directo de la estructura social real, con sus segmentaciones, contradicciones u oposiciones.

Su significado es el de legitimar ritualmente la sociedad existente

Ej.        Ferias con compartimentación rígida del espacio
            "comidas de pobres"
            presidencias de muchas procesiones y actos (autoridades)

Polo 2: fiestas que "crean" una realidad simbólica que es la "antiestructura" social.

Su significado es el de mistificar la estructura social real existente.

La "antiestructura" creada simbólicamente no traduce la estructura real, que es clasista, desigualitaria, etc., ni crea valores igualitarios, sino que define las líneas de oposición y enfrentamiento de forma dual en un sentido y vertical: cada mitad enfrentada a la contraria.

Ejs. la mayor parte de las fiestas semicomunales.

   
Eje 2. referido a su significación respecto a los valores e ideología de la sociedad

Polo 1. aquellas fiestas que refuerzan el orden social a través de la ritualización de los valores hegemónicos y su utilización extensiva por los grupos celebrantes.

Polo 2. aquellas fiestas que niegan o subvierten los valores y la ideología que regulan el orden social

Ejs. las fiestas con un marcado acento de rebelión ritual, impensables en la realidad cotidiana, a veces institucionalizando la inversión de los roles sociales y los valores y normas éticas relacionados con ellos. Son ejemplos de estas fiestas los carnavales, las antiguas fiestas de locos, la fiesta del obispillo, etc.

Tanto las fiestas que representan el reflejo directo de la segmentación social como las que niegan o invierten los valores sociales, suelen ser fiestas apasionadas, contradictorias, esencialmente ambiguas, ya que en su transcurso dejan aflorar críticas al orden social o negación del propio orden.

Pero estas fiestas, al reproducir el orden social real en el primer caso, o al negar el orden social en el segundo de forma regulada o institucionalizada, lo que hacen es servir de válvula de escape, mediante la ritualización de la discrepancia, tendente a salvaguardar la propia estructura, que queda indemne al finalizar la situación festiva.

5. significados inconscientes

Este es el nivel más profundo de significación.

Uno de los significados fundamentales de muchas fiestas es el de proyectar a nivel simbólico situaciones estructurales que pueden estar sumergidas  en el inconsciente  y que se les hacen afloran a través de ellas.

Por ejemplo, la figura de Jesús el Nazareno, central en las fiestas de Semana Santa andaluza, más allá de su significación religiosa, es el símbolo de la opresión a que el pueblo andaluz ha estado sometido.

Así, contrariamente a lo que seria la lógica cristiana, la figura central de la semana santa andaluza, no es ni el Resucitado (Cristo triunfante sobre la muerte) ni tampoco el crucificado muerto (Cristo Redentor) sino el Jesús vivo sufriente, descalzo y caminante: un hombre apresado injustamente, torturado, desasistido, condenado a morir por las autoridades políticas y religiosas. Un hombre que bajo su humildad externa se mantiene seguro y orgulloso de su inocencia, sin reconocer delito alguno ni sentirse inferior.
Por eso el Nazareno representa muy bien a nivel simbólico al pueblo andaluz de las clases oprimidas, a su opresión de siglos.    

LA DIMENSIÓN SOCIO-POLÍTICA DE LAS FIESTAS

La dimensión socio-política de las fiestas la podemos encontrar a través de su posible función conservadora, integradora, de reproducción social a todos los niveles, asi como una posible función global o parcial de impugnación o de catarsis, tanto a nivel de los valores y la estructura social como a nivel del poder político y social.

Dos vertientes socio-políticas de la fiesta:

- fiesta institucional: fiesta oficial que recuerda el orden social alcanzado, legitimeandolo  y que se manifiesta con la fiesta-espectáculo.
- fiesta subversiva: fiesta reivindicativa que aprovecha el "caos" para preceder al nuevo orden.

a. La función legitimadora

El reforzamiento y la legitimación de los roles y símbolos de autoridad es una de las funciones más importantes de muchas fiestas.

Los palcos de honor, los emplazamientos en las procesiones, desfiles, etc. reflejan incluso en su planificación espacial, las jerarquías de autoridad, ya sean eclesiásticas, políticas, deportivas o militares.

Por ejemplo en la procesión del Corpus: cada segmento social tiene su lugar. Cada institución tiene su representación. La jerarquización de la sociedad se visualiza de forma integrada a través de un símbolo superior, sagrado, que representa la clave del orden, a la vez social y sobrenatural. Lo mismo ocurre en los palcos de los estadios de fútbol.

En este sentido la oficialización que sufren actualmente muchas fiestas, sobre todo las comunales, su utilización y manipulación, es un aspecto de la dimensión socio-política de las fiestas que debe tenerse muy en cuenta, dada su trascendencia.

Desafortunadamente, la función contraria de cuestionamiento de los roles autoritarios esta cada vez menos presente en las fiestas, al menos a nivel explícito.

A nivel implícito dicho cuestionamiento podría estarse produciéndose a través de las crecientes manifestaciones de violencia individual y colectiva, presente en un número cada vez mayor de fiestas.

b. La función iniciática

A través de las fiestas muchos jóvenes de todas las culturas realizan por primera vez experiencias de adultos. Se inician en nuevos roles y se socializan a través de sus pares. Las fiestas actúan como entrenamiento y verificación de nuevas actitudes y comportamientos

c. La función lúdica

La liberación de energías que suponen las fiestas es algo innegable.

Sin embargo, y quizás por esos cada día se tiende más a reglamentarlas.

Las posibilidades de asumir otra personalidad (fiestas de disfraces), de no ser reconocido (fiestas multitudinarias), de hablar sin ser vistos (fiestas de máscaras), o de asistir sin hablar (discotecas) es un componente lúdico muy acusado.    


LA DIMENSIÓN ECONOMICA DE LAS FIESTAS

La fiesta como ocasión de intercambio de bienes y servicios, como ocasión para la circulación económica, es algo que viene de lejos.

Los mercados y ferias eran fiestas, así como hoy muchas fiestas, ya sean explícitamente religiosas o profanas, tienen mucho de mercados y ferias.

Las fiestas pueden tener una función económica reequilibradora, aunque sea a nivel simbólico, cuando algún pudiente paga la fiesta, consiguiendo a cambio estatus, prestigio o reconocimiento, cuando no poder.


LA DIMENSIÓN ESTÉTICA DE LAS FIESTAS

Esa en estrecha relación a los elementos del propio lenguaje festivo, a los significantes.

Estos son danzas, música, esculturas, pinturas, flores, colores, adornos, arquitectura efímera, luces, sonido, fuegos, detonaciones,, diálogos, piezas teatrales, vestidos especiales, olores, bebidas, comidas, comensalismo, sexo, deporte, corridas, pruebas de habilidad, aglomeraciones, lugares y horarios especiales, cansancio, embriaguez, marcha, rollo, ambiente,

Elementos no todos ellos siempre presentes pero que actúan de forma global, sobre los sentidos, las emociones y los comportamientos.

Elementos todos ellos cuya combinación concreta refiere a estéticas específicas de cada pueblo, de cada cultura, en cada momento histórico, y sin embargo para captar su significado no basta con aguzar los sentidos sino que es necesario además conocer las claves del sistema simbólico cultural en el que se producen.


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