¿Cómo empezó el mundo?
¿Cómo fueron creados los seres? ¿Una vez fue creada la vida, porqué se le
asoció la muerte?
Estas preguntas y
otras de este estilo, son a las que las mitologías intentan dar respuesta a
través de los mitos de origen o mitos de la creación.
Diferentes culturas
han encontrado diferentes soluciones a estos problemas fundamentales, pero las
historias (mitos) que explican estas soluciones, muy a menudo ofrecen pautas
muy similares.
En el principio del
mundo era el caos, o estaba cubierto de hielo, o inundado de agua, o era la
obscuridad absoluta, etc.
Un ser (gen)erador
(genética), (orig)inador (origen) , (cr)eador (criar), se puso manos a la obra
y empezó separando el cielo de la tierra, las aguas de la tierra, haciendo
desaparecer la oscuridad o las tinieblas, conformando el paisaje, etc.
Ese ser generador,
originador o criador pobló la tierra con seres vivos, dando origen a los seres
humanos a partir de gotas de sudor, o de masa de arcilla, o bien a partir de
animales o plantas, o a partir de partes de otros seres humanos.
Esto son las
cosmogonías. Relatos acerca de cómo se originó el mundo
En los mitos de origen de todo el mundo, los temas son recurrentes,
convergen en un método múltiple que nos revelan como la
imaginación humana trabaja de forma colectiva para dar respuesta a los grandes
interrogantes de la vida.
Muchos relatos
míticos concuerdan en cierto modo con el Génesis, mientras que otros parecen
prefigurar las conclusiones de la ciencia moderna. Por ejemplo, la teoría de
los astrofísicos acerca de que el universo comenzó con el BigBang encuentra su
correlato de naturaleza onírica en el Mito de la Creación de los Indios Omaha
de Norteamérica.
MITO
OMAHA
Todas las
criaturas, incluyendo al hombre, eran una vez meras ideas que nadaban informes
en el espacio. Buscaban un lugar donde poder tener la existencia que ahora
tienen. Intentaron primero ir al Sol, pero era demasiado caliente. Luego
intentaron ir a la Luna, pero era demasiado fría. Finalmente descendieron al
lugar donde estamos ahora, pero en aquel tiempo estaba todo sumergido en el
agua.
Desconsoladas, las
ideas de todas las criaturas flotaron en la corriente hacia al norte, el sur,
el este y el oeste. Permanecieron como tristes fantasmas durante mucho tiempo,
pero un día, un inmenso canto rodado subió del fondo de las profundidades a
romper la superficie. Estalló con un estruendo terrible y se dirigió en llamas
hacia el cielo. Las aguas se arremolinaron envueltas en vapor y luego se
retiraron como nubes ligeras. La tierra quedó entonces al desnudo, seca.
Entonces descendieron los espíritus de la vegetación a hacer un lugar en la
tierra. Les siguieron los espíritus de los animales y también los de los seres
humanos, creándose así la humanidad
MITO
HURÓN (Indios de Norteamérica. Región de los Grandes Lagos)
En el principio era
ATAENTSIC, la diosa.
Un ser anómalo,
semejante a una exhalación subterránea, la sedujo y la fecundó. Inmediatamente
se vio arrojada del cielo, cayendo y cayendo, girando suavemente, rodando por
el espacio.
Un par de mellizos
(*) crecieron rápidamente en el útero de Ataentsic, pero no había lugar donde
poder recostarse para dar a luz. Cayó en el desierto de agua, sin tierra a la
vista.
Una tortuga emergió
de las profundidades para ofrecerles su caparazón como refugio. Allí dio a luz
a los seres espirituales que crearon el día y la noche. Mientras tanto una rata
vomitó un suelo sólido desde el fondo del agua y aquello se transformó en la
tierra. (¿) Allí se instalaron a vivir
los seres humanos después de ser creados a partir de otros seres
espirituales.
(*) Los mellizos
aparecen a menudo muy próximos al comienzo de las cosas en la mitología y
desempeña importantes papeles en la imaginación humana.
En las concepciones
cosmogónicas de diversos pueblos, sobre todo entre los indios norteamericanos,
aunque no solamente, los mellizos o gemelos aparecen representando la dualidad:
bueno, malo; colaborador a la civilización, destructor de la misma y también son
representados por la dualidad de la simbología de lso colores: blanco, negro.
MITO
DE ORIGEN EGIPCIO Las primeras cosas
El creador Re (o
Ra), el diós del sol, fue el dios más importante del nuevo reinado (1560-1070
a.C.) del antiguo Egipto.
A veces Re fue
identificado con Amon-Re conocido como el dios oculto, debido a su misteriosa
naturaleza. Re fue considerado como el creador del universo.
Al alba del tiempo,
Re se dio nacimiento a sí mismo.
Sintiendo que
estaría solo, Re escupió y de su saliva nació Shu, el aire, y Tefnut, la
humedad.
De la unión de Shu
y Tefnut surgió Geb, el dios de la tierra y Nut la diosa del cielo. De la unión
de Geb y Nut nacieron 2 parejas de mellizos Isis/Osiris y Set/Neftis.
Isis / Osiris eran
deidades dolientes y afligidas, sumamente benévolas con los humanos, mientras
que Set / Neftis dieron rienda suelta a la oscuridad y a las fuerzas de la
destrucción, sin cuyos poderes purificadores, la vida degeneraría en mero
brillo, plenitud y exceso.
De las lágrimas de
Re surgieron los primeros seres humanos.
Re tejió las
montañas, hizo la humanidad, las bestias, el cielo y la tierra.
Cada mañana Re
ascendía y navegaba en su barco –Sektet- a través del cielo.
Por la noche Nut se
tragaba a Re y por la mañana lo hacia renacer una vez más.
La serpiente Apep
era la enemiga de Re, nacida de la saliva de la abuela Neith.
Re pasaba cada
noche luchando contra Apep.
Alguien cree que un
día Apep consiguirá devorar a Re y entonces el mundo acabará
Otros dicen que Re
se hará tan mayor y y estará tan cansado que olvidará quien es.
Todo lo creado se
convertirá en nada y entonces quizás, Re, se dara nacimiento a sí mismo.
MITO
DE ORIGEN CHINO El huevo cósmico
Al principio del
tiempo era el caos y a este caos tomo la forma de un huevo de gallina.
Al interior del
huevo estaban Yin y Yang, las dos fuerzas opuestas de las que fue hecho el
mundo.
Yin y Yang son la
oscuridad y la luz, hembra y macho, frío y caliente, seco y húmedo.
Un día, las
energías opuestas de este huevo, lo rompieron. Los elementos más pesados se
hundieron formando la tierra, y los más ligeros flotaron, formando el cielo.
Entre el cielo y la
tierra apareció P’an-ku, el primer ser.
Cada día, durante
18 mil años, el cielo y la tierra se fueron separando poco a poco y cada dia
P’an-ku crecía en la misma proporción de tal manera que siempre iba rellenando
el espacio entre ellos.
El cuerpo de
P’an-ku fue cubierto por un espeso bello, y dos cuernos emergieron de su
frente.
Cuando estaba
contento, el tiempo era bueno, pero si se preocupaba o enfadaba, entonces
llovía o venia una tormenta.
Existen dos
versiones acerca de P’an-ku.
Una versión dice
que exhausto por la labor de mantener separados el cielo y la tierra, mientras
que el mundo se conformaba, P’an-ku murió exhausto. Su cuerpo se rompió en
pedazos, su cabeza se transformó en la montaña del norte, su estomago en la del
centro, su brazo izquierdo en la del este, su brazo derecho en la del oeste, su
pies las montañas del sur. Sus ojos se transformaron en el Sol y la Luna, sus
carnes en la tierra, su pelo en los árboles y plantas, sus lágrimas en los ríos
y océanos, su aliento en el viento, y su voz en el trueno y el relámpago, sus
cabellos se transformaron en las constelaciones móviles de la noche. De sus pulgas
surgieron los seres humanos.
Otra dice que
P’an-ku, en compañía de la primera tortuga, del primer fénix, del primer dragón
y del primer unicornio dio forma al mundo con su martillo y su cincel.
Gobernó a los seres
humanos en su primera época.
Cada día P’an-ku
instruía a los humanos desde su trono, hasta que conocieron todo acerca del sol
y la luna las estrellas y los cuatros mares. Escuchándolo los humanos perdieron
su fatiga.
Una mañana, cuando
había traspasado toda su sabiduría a la humanidad, P’an-ku desapareció.
MITO
DE ORIGEN JAPONES
Kojiki,
la historia de Izanami y Izanagi que forma parte de del
Cinto o religión más antigua del Japón. Kojiki quiere decir: memoria de las
cosas antiguas.
Al principio, el
cielo y la tierra no estaban divididos. En un momento determinado, en el caos
que tenia la forma de un océano, apareció un junco que pasó a ser el eterno
gobernante del mundo: Kunitokotatchi.
Entonces apareció
la diosa Izanami y el diós Izanagi. Ambos permanecieron sobre un
puente flotante en el cielo. Desde allí removieron el océano con una lanza
hasta que se creó un remolino, de ese modo crearon la primera isla: Onokoro.
En esa isla construyeron una casa con un pilar central de madera que es la
columna central del mundo.
Izanami caminó en torno
al pilar y Izanagi giró en sentido contrario hasta que ambos se encontraron
cara a cara, entonces se unieron en matrimonio para procrear.
Su primer hijo,
Hiruko, no se desarrollo bien, por eso lo colocaron en un pequeño bote hecho de
junco y lo enviaron a la deriva, convirtiéndose en Ebisu, dios de los
pescadores.
Izanami
dió a luz entonces a las 8 islas del Japón. También dio a
luz a los dioses que darían forma y gobernarían el mundo: dioses de la tierra,
el mar, el viento y la lluvia. Pero cuando dio a luz al dios del fuego, Izanami
se quemó de tal modo que murió.
Izanagi enfureció
con el dios del fuego y lo cortó en 3 pedazos y se fue en busca de Izanami. Se
dirigió directamente a la tierra de las tinieblas buscándola y llamándola y
diciéndole “vuelve amor mío, las tierras que estamos haciendo aun no están
acabadas”. Entonces ella fue hacia el diciéndole: “has llegado demasiado tarde,
ya he comido los frutos de esta tierra, pero quiero volver. Espérame aquí, voy
a pedir permiso a los espíritus del mundo subterráneo, pero no intentes
mirarme”.
Pero Izanagi se
cansó de esperar, rompió un diente del peine que llevaba en el pelo y lo usó
como antorcha para ir a buscarla al mundo de las tinieblas en el que estaba.
Cuando la hubo
encontrado vio que estaba descompuesta y que su cuerpo estaba lleno de gusanos,
pero estaba dando a luz a los 8 dioses del trueno.
Izanagi se fue
repugnado e Izanami lo llamó y le dijo que se avergonzaba de él. Ordenó a los
espíritus de las tinieblas que lo mataran. Los espíritus lo persiguieron, pero
el consiguió escapar. Les lanzó su tocado que se convirtió en uvas y los
espíritus se pararon a comérselas. Luego les lanzó su peine que se convirtió en
brotes de bambú y ellos se volvieron a parar para a comérselos.
Con el tiempo
Izanagi llegó al paso que separaba la tierra de la muerte y la tierra de la
vida. Allí vio llegar a Izanami y rápidamente bloqueó el paso con un pesado
canto rodado, creando de ese modo una barrera permanente entre la vida y la
muerte.
Desde el otro lado
Izanami le gritaba que cada día ella mataba a 1000 personas y las llevaba a esa
parte de la tierra. Izanagi por su parte le contestaba que cada día, el
provocaba 1500 nacimientos que compensaban con creces esas muertes.
Entonces Izanagi
dejó que Izanami gobernara en el país de las tinieblas y volvió a la tierra de
la vida.
Al llegar, Izanagi
se fue a un bosquecillo de naranjos que estaba en un llano cubierto de
tréboles. Allí se bañó en una fuente cristalina y cuando se limpió la cara de
todas las inmundicias que habia adquirido durante su estancia en el infra-mundo
que acababa de visitar, nacieron más dioses.
Entonces se arrancó
el ojo izquierdo y creó Amaterasu, la diosa del sol. Se arrancó el ojo derecho
y con el creó a Tsuki-Yomi, dios de la luna. Se arrancó la nariz y con el creó
Susanowo, el dios de las tempestades. Así apareció el panteón de la teología
Cinto.
MITO
FENICIO
(Mito contado por
Filo de Biblos, 200 aC.)
En el principio no
había más que oscuridad y una mezcla confusa de vientos.
Estos vientos que
giraban en todas las direcciones se entrelazaron en un nudo amoroso cuya
naturaleza era el deseo. Durante un tiempo infinito el deseo precipitó un limo
llamado Mot.
Aquel limo engendró
seres vivientes, criaturas simples sin conciencia. De ellas nacieron a su vez
seres más complejos y conscientes.
Estos seres fueron
buenos observadores de los cielos y vieron que Mot tenia forma de huevo y
brillaba. Además vieron (descubrieron) que también había un Sol, una Luna,
Estrellas y Planetas.
MITO
DE ORIGEN MAYA QUICHÉ
Popol
Vuh, Libro del consejo o Libro Nacional, encontrado en 1830)
En el comienzo Huracán,
nombre que significa Corazón del Cielo, pasó sobre un universo de agua que
yacía en la oscuridad.
La primera tierra
apareció cuando Huracán la llamó. Luego Huracán y otros dioses acordaron crear
a los animales. Cuando fueron creados los dioses volcaron su atención en crear
a los hombres.
Los primeros
hombres fueron esculpidos en madera y se les dio vida. Pero desde el primer
momento demostraron ser irreverentes con lo dioses y crueles con los animales.
Por ello Huracán decidió destruir a los hombres que había creado. Para ello
hizo que las aguas de la tierra se desbordaran y provocó un diluvio que los
hizo desaparecer a todos.
Huracán lo intentó
de nuevo. Tomó maíz blanco y amarillo e hizo una pasta. Con ella modeló 4
hombres y les dio nombres: Iqui-Balam, tigre de la luna; Mahacutah, nombre
distinguido; Balam-Agab, tigre de la noche y Balam-Quitze o tigre de dulce
sonrisa.
Para que no se
asemejaran demasiado a los dioses, Huracán formó con su aliento una nube sobre
sus ojos y así redijo su visión para que nunca más pudieran ver demasiado.
Luego los durmió y creó esposas para ellos: Cavixa o agua brillante; Tzununiha
o casa del agua; Choima o agua hermosa y Caha-paluma o caída del agua.
De estas cuatro
parejas iniciales provino todo el pueblo Maya Quiché.
EL GÉNESIS, MITO DE ORÍGEN EN EL CRISTIANISMO
En el primer texto (Gn 1,1-2,4), se describe la potencia
creadora de la Palabra de Dios, que obra realizando distinciones en el caos
primigenio. Aparecen así la luz y las tinieblas, el mar y la tierra firme, el
día y la noche, las hierbas y los árboles, los peces y los pájaros, todos
«según su especie». Surge un mundo ordenado a partir de diferencias, que, por
otro lado, son otras tantas promesas de relaciones. He aquí, pues, bosquejado
el cuadro general en el que se coloca la creación de la humanidad. «Y dijo
Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra... Creó,
pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, hombre y
mujer los creó» (Gn 1,26-27). La humanidad es descrita aquí como articulada,
desde su primer origen, en la relación de lo masculino con lo femenino. Es esta
humanidad sexuada la que se declara implícitamente «imagen de Dios».
En una segunda narración de la creación (Gn 2,4-25) confirma de modo inequívoco la importancia de la diferencia sexual. Una vez plasmado por Dios y situado en el jardín del que recibe la gestión, aquel que es designado —todavía de manera genérica— como Adán experimenta una soledad, que la presencia de los animales no logra llenar. Necesita una ayuda que le sea adecuada. El término designa aquí no un papel de subalterno sino una ayuda vital. El objetivo es, en efecto, permitir que la vida de Adán no se convierta en un enfrentarse estéril, y al cabo mortal, solamente consigo mismo. Es necesario que entre en relación con otro ser que se halle a su nivel. Solamente la mujer, creada de su misma «carne» y envuelta por su mismo misterio, ofrece a la vida del hombre un porvenir. Esto se verifica a nivel ontológico, en el sentido de que la creación de la mujer por parte de Dios caracteriza a la humanidad como realidad relacional. En este encuentro emerge también la palabra que por primera vez abre la boca del hombre, en una expresión de maravilla: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gn 2,23).
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