Blog de Juan-Luis Alegret

Blog de Juan-Luis Alegret para compartir lecturas, ideas y sensaciones sobre el estado del mundo y de sus gentes pues no solo hay que saber vivir, sino que también hay que saber donde vives

26 mar 2020

Mitos de orígen (Cosmogonias)

¿Cómo empezó el mundo? ¿Cómo fueron creados los seres? ¿Una vez fue creada la vida, porqué se le asoció la muerte?

Estas preguntas y otras de este estilo, son a las que las mitologías intentan dar respuesta a través de los mitos de origen o mitos de la creación.

Diferentes culturas han encontrado diferentes soluciones a estos problemas fundamentales, pero las historias (mitos) que explican estas soluciones, muy a menudo ofrecen pautas muy similares.

En el principio del mundo era el caos, o estaba cubierto de hielo, o inundado de agua, o era la obscuridad absoluta, etc.

Un ser (gen)erador (genética), (orig)inador (origen) , (cr)eador (criar), se puso manos a la obra y empezó separando el cielo de la tierra, las aguas de la tierra, haciendo desaparecer la oscuridad o las tinieblas, conformando el paisaje, etc.

Ese ser generador, originador o criador pobló la tierra con seres vivos, dando origen a los seres humanos a partir de gotas de sudor, o de masa de arcilla, o bien a partir de animales o plantas, o a partir de partes de otros seres humanos.

Esto son las cosmogonías. Relatos acerca de cómo se originó el mundo

En los mitos de origen de todo el mundo, los temas son recurrentes, convergen en un método múltiple que nos revelan como la imaginación humana trabaja de forma colectiva para dar respuesta a los grandes interrogantes de la vida.

Muchos relatos míticos concuerdan en cierto modo con el Génesis, mientras que otros parecen prefigurar las conclusiones de la ciencia moderna. Por ejemplo, la teoría de los astrofísicos acerca de que el universo comenzó con el BigBang encuentra su correlato de naturaleza onírica en el Mito de la Creación de los Indios Omaha de Norteamérica.

MITO OMAHA

Todas las criaturas, incluyendo al hombre, eran una vez meras ideas que nadaban informes en el espacio. Buscaban un lugar donde poder tener la existencia que ahora tienen. Intentaron primero ir al Sol, pero era demasiado caliente. Luego intentaron ir a la Luna, pero era demasiado fría. Finalmente descendieron al lugar donde estamos ahora, pero en aquel tiempo estaba todo sumergido en el agua.

Desconsoladas, las ideas de todas las criaturas flotaron en la corriente hacia al norte, el sur, el este y el oeste. Permanecieron como tristes fantasmas durante mucho tiempo, pero un día, un inmenso canto rodado subió del fondo de las profundidades a romper la superficie. Estalló con un estruendo terrible y se dirigió en llamas hacia el cielo. Las aguas se arremolinaron envueltas en vapor y luego se retiraron como nubes ligeras. La tierra quedó entonces al desnudo, seca. Entonces descendieron los espíritus de la vegetación a hacer un lugar en la tierra. Les siguieron los espíritus de los animales y también los de los seres humanos, creándose así la humanidad

MITO HURÓN (Indios de Norteamérica. Región de los Grandes Lagos)

En el principio era ATAENTSIC, la diosa.

Un ser anómalo, semejante a una exhalación subterránea, la sedujo y la fecundó. Inmediatamente se vio arrojada del cielo, cayendo y cayendo, girando suavemente, rodando por el espacio.

Un par de mellizos (*) crecieron rápidamente en el útero de Ataentsic, pero no había lugar donde poder recostarse para dar a luz. Cayó en el desierto de agua, sin tierra a la vista.

Una tortuga emergió de las profundidades para ofrecerles su caparazón como refugio. Allí dio a luz a los seres espirituales que crearon el día y la noche. Mientras tanto una rata vomitó un suelo sólido desde el fondo del agua y aquello se transformó en la tierra.  (¿) Allí se instalaron a vivir los seres humanos después de ser creados a partir de otros seres espirituales. 

(*) Los mellizos aparecen a menudo muy próximos al comienzo de las cosas en la mitología y desempeña importantes papeles en la imaginación humana.
En las concepciones cosmogónicas de diversos pueblos, sobre todo entre los indios norteamericanos, aunque no solamente, los mellizos o gemelos aparecen representando la dualidad: bueno, malo; colaborador a la civilización, destructor de la misma y también son representados por la dualidad de la simbología de lso colores: blanco, negro.

MITO DE ORIGEN EGIPCIO   Las primeras cosas

El creador Re (o Ra), el diós del sol, fue el dios más importante del nuevo reinado (1560-1070 a.C.) del antiguo Egipto.

A veces Re fue identificado con Amon-Re conocido como el dios oculto, debido a su misteriosa naturaleza. Re fue considerado como el creador del universo.

Al alba del tiempo, Re se dio nacimiento a sí mismo.

Sintiendo que estaría solo, Re escupió y de su saliva nació Shu, el aire, y Tefnut, la humedad.

De la unión de Shu y Tefnut surgió Geb, el dios de la tierra y Nut la diosa del cielo. De la unión de Geb y Nut nacieron 2 parejas de mellizos Isis/Osiris y Set/Neftis.
Isis / Osiris eran deidades dolientes y afligidas, sumamente benévolas con los humanos, mientras que Set / Neftis dieron rienda suelta a la oscuridad y a las fuerzas de la destrucción, sin cuyos poderes purificadores, la vida degeneraría en mero brillo, plenitud y exceso.

De las lágrimas de Re surgieron los primeros seres humanos.

Re tejió las montañas, hizo la humanidad, las bestias, el cielo y la tierra.

Cada mañana Re ascendía y navegaba en su barco –Sektet- a través del cielo.

Por la noche Nut se tragaba a Re y por la mañana lo hacia renacer una vez más.

La serpiente Apep era la enemiga de Re, nacida de la saliva de la abuela  Neith.

Re pasaba cada noche luchando contra Apep.

Alguien cree que un día Apep consiguirá devorar a Re y entonces el mundo acabará

Otros dicen que Re se hará tan mayor y y estará tan cansado que olvidará quien es.

Todo lo creado se convertirá en nada y entonces quizás, Re, se dara nacimiento a sí mismo.

MITO DE ORIGEN CHINO    El huevo cósmico

Al principio del tiempo era el caos y a este caos tomo la forma de un huevo de gallina.

Al interior del huevo estaban Yin y Yang, las dos fuerzas opuestas de las que fue hecho el mundo.

Yin y Yang son la oscuridad y la luz, hembra y macho, frío y caliente, seco y húmedo.

Un día, las energías opuestas de este huevo, lo rompieron. Los elementos más pesados se hundieron formando la tierra, y los más ligeros flotaron, formando el cielo.

Entre el cielo y la tierra apareció P’an-ku, el primer ser.

Cada día, durante 18 mil años, el cielo y la tierra se fueron separando poco a poco y cada dia P’an-ku crecía en la misma proporción de tal manera que siempre iba rellenando el espacio entre ellos.

El cuerpo de P’an-ku fue cubierto por un espeso bello, y dos cuernos emergieron de su frente.
Cuando estaba contento, el tiempo era bueno, pero si se preocupaba o enfadaba, entonces llovía o venia una tormenta.

Existen dos versiones acerca de P’an-ku.

Una versión dice que exhausto por la labor de mantener separados el cielo y la tierra, mientras que el mundo se conformaba, P’an-ku murió exhausto. Su cuerpo se rompió en pedazos, su cabeza se transformó en la montaña del norte, su estomago en la del centro, su brazo izquierdo en la del este, su brazo derecho en la del oeste, su pies las montañas del sur. Sus ojos se transformaron en el Sol y la Luna, sus carnes en la tierra, su pelo en los árboles y plantas, sus lágrimas en los ríos y océanos, su aliento en el viento, y su voz en el trueno y el relámpago, sus cabellos se transformaron en las constelaciones móviles de la noche. De sus pulgas surgieron los seres humanos.

Otra dice que P’an-ku, en compañía de la primera tortuga, del primer fénix, del primer dragón y del primer unicornio dio forma al mundo con su martillo y su cincel.
Gobernó a los seres humanos en su primera época.

Cada día P’an-ku instruía a los humanos desde su trono, hasta que conocieron todo acerca del sol y la luna las estrellas y los cuatros mares. Escuchándolo los humanos perdieron su fatiga.

Una mañana, cuando había traspasado toda su sabiduría a la humanidad, P’an-ku desapareció.

MITO DE ORIGEN JAPONES

Kojiki, la historia de Izanami y Izanagi que forma parte de del Cinto o religión más antigua del Japón. Kojiki quiere decir: memoria de las cosas antiguas.

Al principio, el cielo y la tierra no estaban divididos. En un momento determinado, en el caos que tenia la forma de un océano, apareció un junco que pasó a ser el eterno gobernante del mundo: Kunitokotatchi.

Entonces apareció la diosa Izanami y el diós Izanagi. Ambos permanecieron sobre un puente flotante en el cielo. Desde allí removieron el océano con una lanza hasta que se creó un remolino, de ese modo crearon la primera isla: Onokoro. En esa isla construyeron una casa con un pilar central de madera que es la columna central del mundo.

Izanami caminó en torno al pilar y Izanagi giró en sentido contrario hasta que ambos se encontraron cara a cara, entonces se unieron en matrimonio para  procrear.

Su primer hijo, Hiruko, no se desarrollo bien, por eso lo colocaron en un pequeño bote hecho de junco y lo enviaron a la deriva, convirtiéndose en Ebisu, dios de los pescadores.

Izanami dió a luz entonces a las 8 islas del Japón. También dio a luz a los dioses que darían forma y gobernarían el mundo: dioses de la tierra, el mar, el viento y la lluvia. Pero cuando dio a luz al dios del fuego, Izanami se quemó de tal modo que murió.

Izanagi enfureció con el dios del fuego y lo cortó en 3 pedazos y se fue en busca de Izanami. Se dirigió directamente a la tierra de las tinieblas buscándola y llamándola y diciéndole “vuelve amor mío, las tierras que estamos haciendo aun no están acabadas”. Entonces ella fue hacia el diciéndole: “has llegado demasiado tarde, ya he comido los frutos de esta tierra, pero quiero volver. Espérame aquí, voy a pedir permiso a los espíritus del mundo subterráneo, pero no intentes mirarme”.

Pero Izanagi se cansó de esperar, rompió un diente del peine que llevaba en el pelo y lo usó como antorcha para ir a buscarla al mundo de las tinieblas en el que estaba.

Cuando la hubo encontrado vio que estaba descompuesta y que su cuerpo estaba lleno de gusanos, pero estaba dando a luz a los 8 dioses del trueno.

Izanagi se fue repugnado e Izanami lo llamó y le dijo que se avergonzaba de él. Ordenó a los espíritus de las tinieblas que lo mataran. Los espíritus lo persiguieron, pero el consiguió escapar. Les lanzó su tocado que se convirtió en uvas y los espíritus se pararon a comérselas. Luego les lanzó su peine que se convirtió en brotes de bambú y ellos se volvieron a parar para a comérselos.

Con el tiempo Izanagi llegó al paso que separaba la tierra de la muerte y la tierra de la vida. Allí vio llegar a Izanami y rápidamente bloqueó el paso con un pesado canto rodado, creando de ese modo una barrera permanente entre la vida y la muerte.

Desde el otro lado Izanami le gritaba que cada día ella mataba a 1000 personas y las llevaba a esa parte de la tierra. Izanagi por su parte le contestaba que cada día, el provocaba 1500 nacimientos que compensaban con creces esas muertes.

Entonces Izanagi dejó que Izanami gobernara en el país de las tinieblas y volvió a la tierra de la vida.

Al llegar, Izanagi se fue a un bosquecillo de naranjos que estaba en un llano cubierto de tréboles. Allí se bañó en una fuente cristalina y cuando se limpió la cara de todas las inmundicias que habia adquirido durante su estancia en el infra-mundo que acababa de visitar, nacieron más dioses.

Entonces se arrancó el ojo izquierdo y creó Amaterasu, la diosa del sol. Se arrancó el ojo derecho y con el creó a Tsuki-Yomi, dios de la luna. Se arrancó la nariz y con el creó Susanowo, el dios de las tempestades. Así apareció el panteón de la teología Cinto.

MITO FENICIO
(Mito contado por Filo de Biblos, 200 aC.)

En el principio no había más que oscuridad y una mezcla confusa de vientos.

Estos vientos que giraban en todas las direcciones se entrelazaron en un nudo amoroso cuya naturaleza era el deseo. Durante un tiempo infinito el deseo precipitó un limo llamado Mot.

Aquel limo engendró seres vivientes, criaturas simples sin conciencia. De ellas nacieron a su vez seres más complejos y conscientes.

Estos seres fueron buenos observadores de los cielos y vieron que Mot tenia forma de huevo y brillaba. Además vieron (descubrieron) que también había un Sol, una Luna, Estrellas y Planetas. 

MITO DE ORIGEN MAYA QUICHÉ

Popol Vuh, Libro del consejo o Libro Nacional, encontrado en 1830)

En el comienzo Huracán, nombre que significa Corazón del Cielo, pasó sobre un universo de agua que yacía en la oscuridad.

La primera tierra apareció cuando Huracán la llamó. Luego Huracán y otros dioses acordaron crear a los animales. Cuando fueron creados los dioses volcaron su atención en crear a los hombres.

Los primeros hombres fueron esculpidos en madera y se les dio vida. Pero desde el primer momento demostraron ser irreverentes con lo dioses y crueles con los animales. Por ello Huracán decidió destruir a los hombres que había creado. Para ello hizo que las aguas de la tierra se desbordaran y provocó un diluvio que los hizo desaparecer a todos.

Huracán lo intentó de nuevo. Tomó maíz blanco y amarillo e hizo una pasta. Con ella modeló 4 hombres y les dio nombres: Iqui-Balam, tigre de la luna; Mahacutah, nombre distinguido; Balam-Agab, tigre de la noche y Balam-Quitze o tigre de dulce sonrisa.

Para que no se asemejaran demasiado a los dioses, Huracán formó con su aliento una nube sobre sus ojos y así redijo su visión para que nunca más pudieran ver demasiado. Luego los durmió y creó esposas para ellos: Cavixa o agua brillante; Tzununiha o casa del agua; Choima o agua hermosa y Caha-paluma o caída del agua.

De estas cuatro parejas iniciales provino todo el pueblo Maya Quiché.


EL GÉNESIS, MITO DE ORÍGEN EN EL CRISTIANISMO

En el primer texto (Gn 1,1-2,4), se describe la potencia creadora de la Palabra de Dios, que obra realizando distinciones en el caos primigenio. Aparecen así la luz y las tinieblas, el mar y la tierra firme, el día y la noche, las hierbas y los árboles, los peces y los pájaros, todos «según su especie». Surge un mundo ordenado a partir de diferencias, que, por otro lado, son otras tantas promesas de relaciones. He aquí, pues, bosquejado el cuadro general en el que se coloca la creación de la humanidad. «Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra... Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, hombre y mujer los creó» (Gn 1,26-27). La humanidad es descrita aquí como articulada, desde su primer origen, en la relación de lo masculino con lo femenino. Es esta humanidad sexuada la que se declara implícitamente «imagen de Dios».

En una segunda narración de la creación (Gn 2,4-25) confirma de modo inequívoco la importancia de la diferencia sexual. Una vez plasmado por Dios y situado en el jardín del que recibe la gestión, aquel que es designado —todavía de manera genérica— como Adán experimenta una soledad, que la presencia de los animales no logra llenar. Necesita una ayuda que le sea adecuada. El término designa aquí no un papel de subalterno sino una ayuda vital. El objetivo es, en efecto, permitir que la vida de Adán no se convierta en un enfrentarse estéril, y al cabo mortal, solamente consigo mismo. Es necesario que entre en relación con otro ser que se halle a su nivel. Solamente la mujer, creada de su misma «carne» y envuelta por su mismo misterio, ofrece a la vida del hombre un porvenir. Esto se verifica a nivel ontológico, en el sentido de que la creación de la mujer por parte de Dios caracteriza a la humanidad como realidad relacional. En este encuentro emerge también la palabra que por primera vez abre la boca del hombre, en una expresión de maravilla: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gn 2,23).

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